
Fuente: Mundo Libre
Por décadas, la narrativa dominante sobre el cambio climático ha insistido en un escenario catastrófico: glaciares derritiéndose a un ritmo alarmante, niveles del mar disparándose y un planeta al borde del colapso. Sin embargo, un reciente estudio basado en datos de las misiones GRACE y GRACE-FO de la NASA revela una realidad que pone en tela de juicio estas proyecciones alarmistas.
Entre 2021 y 2023, la Antártida no solo detuvo su pérdida de hielo, sino que experimentó un aumento significativo de masa, acumulando un promedio de 107.79 gigatoneladas de hielo por año. Este fenómeno, lejos de ser un dato aislado, sugiere que los procesos naturales, como las variaciones en las precipitaciones, tienen un peso mucho mayor de lo que los modelos climáticos suelen admitir.
El aumento de masa de hielo fue particularmente notable en cuatro glaciares de la Antártida Oriental (Totten, Moscú, Denman y Vincennes), los mismos que anteriormente fueron señalados por activistas como evidencia de un «colapso irreversible». Este crecimiento, impulsado por un aumento natural en las nevadas, no solo desafía las predicciones apocalípticas, sino que también tuvo un impacto directo en el nivel del mar.
Mientras que entre 2002 y 2020 la Antártida habría contribuido con 0.20-0.39 mm anuales al aumento del nivel del mar, entre 2021 y 2023 este efecto se revirtió, reduciendo el incremento global en 0.30 mm por año. Estos datos destacan la resiliencia del sistema climático antártico y cuestionan la fiabilidad de los modelos que alimentan la histeria sobre el cambio climático.
Es importante señalar que este no es el único caso que contradice la narrativa dominante. Estudios previos, como el publicado en 2023 en una revista de la Unión Europea de Geociencias, han mostrado que las plataformas de hielo en ciertas regiones de la Antártida Oriental ganaron 661 gigatoneladas de masa entre 2009 y 2019. Sin embargo, estos hallazgos suelen ser tergiversados o ignorados por quienes promueven un discurso de crisis perpetua. La realidad es que el sistema climático es mucho más complejo e impredecible de lo que los titulares sensacionalistas sugieren, y los datos recientes de la NASA refuerzan esta idea.
La narrativa apocalíptica del cambio climático no solo exagera los riesgos, sino que también ignora la capacidad de los ecosistemas para adaptarse y responder a variaciones naturales. La Antártida, lejos de ser una víctima indefensa, demuestra ser un continente dinámico, capaz de acumular hielo en respuesta a condiciones naturales. Esto no niega que existan cambios en el clima, pero sí pone en perspectiva las afirmaciones catastrofistas que dominan el discurso público. En lugar de alimentar el miedo, deberíamos centrarnos en entender mejor los procesos naturales y fomentar políticas basadas en datos objetivos, no en proyecciones alarmistas.
Extractos de «Como el espectro del comunismo rige nuestro mundo» sobre el cambio climático
El capítulo 16 del libro «Como el espectro del comunismo rige nuestro mundo», publicado por The Epoch Times, aborda el cambio climático desde una perspectiva crítica, argumentando que el ambientalismo radical ha sido cooptado por ideologías que buscan control social y económico. A continuación, algunos extractos relevantes:
- Sobre la manipulación del ambientalismo: «El ambientalismo se ha convertido en una de las herramientas más efectivas para avanzar en la agenda socialista. Bajo el pretexto de proteger el medio ambiente, se promueven políticas que restringen la libertad individual, limitan el crecimiento económico y concentran el poder en manos de gobiernos y organizaciones supranacionales. El cambio climático, presentado como una crisis existencial, sirve como justificación para estas medidas, a pesar de que muchas de las predicciones catastróficas no se han materializado».
- Cuestionamiento de los modelos climáticos: «Los modelos climáticos utilizados para predecir desastres inminentes suelen basarse en suposiciones exageradas y datos selectivos. Ignoran factores clave como la variabilidad natural del clima y los ciclos solares, mientras amplifican el impacto de las actividades humanas. Esta manipulación de la ciencia no busca entender el clima, sino justificar una narrativa que fomente el control centralizado».
- El cambio climático como herramienta política: «La retórica del cambio climático ha sido adoptada por movimientos que buscan desmantelar el capitalismo y reemplazarlo con sistemas colectivistas. Al presentar a la humanidad como una amenaza para el planeta, se crea un enemigo común que justifica la intervención masiva del Estado y la supresión de derechos individuales. Este enfoque no protege el medio ambiente, sino que utiliza la causa ambiental para consolidar el poder».
Estos extractos reflejan la tesis central del libro: el cambio climático, según los autores, es explotado como una narrativa para avanzar agendas ideológicas, más que como un problema científico objetivo. Aunque controversial, esta perspectiva invita a un debate crítico sobre las motivaciones detrás del discurso climático dominante.
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