Por Oriana RivasPanampost

Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, ha estado durante 26 años en resistencia pacífica frente al régimen comunista chino de Xi Jinping. Esta práctica espiritual de la escuela buda es víctima de una represión sistemática que incluye encarcelamientos arbitrarios, torturas y extracción forzada de órganos.

Hasta el año 2023 el número total de creyentes documentados que murieron debido a la persecución superó los 5000, indican cifras de Falun Dafa Infocenter. Mientras que “cientos de miles de practicantes pueden haber sido asesinados para extraer sus órganos vitales”. Este el resultado de la arremetida del régimen chino contra otras creencias o religiones, debido a que en su carácter autoritario no permite la libertad de culto pues todos los individuos deberían obedecer y adorar al Estado, según el manual comunista.

Dos practicantes de Falun Dafa, Miguel Díaz y Jorgelina Claverie, ofrecieron sus testimonios a PanAm Post sobre episodios de persecución y agresiones sufridas incluso a miles de kilómetros de Pekín. No sin antes destacar la influencia global del Partido Comunista Chino (PCCh) por alianzas con gobiernos de izquierda fuera y dentro de América Latina o por iniciativas que esconden actividades de adoctrinamiento, como el Instituto Confucio, presente en unos 90 países.

El tentáculo chino se infiltra en Occidente

“Cuando el PCCh pone un pie en un país, después se mete hasta en la agenda cultural. No se limita solo al comercio”, indican en referencia al episodio ocurrido en el año 2015 cuando se prohibió en Ecuador la presentación del espectáculo Shen Yun, producido por integrantes de Falun Dafa. El socialista Rafael Correa, amigo de China, era entonces el presidente de ese país.

“Siempre está el Partido Comunista detrás. En la parte comunicacional, en la cultural, en la política o diplomática […] ni hablar de los acuerdos que hay con los grandes canales de televisión o los grandes diarios en Argentina, por ejemplo. Por eso en el caso de Falun Dafa, cuando queremos hacer una actividad, por más pequeña que sea, siempre hay una mano negra vinculada a la embajada china en Argentina que quiere prohibir esas manifestaciones”.

A la par de infiltrarse en instituciones o empresas, al régimen también se le señala por la práctica atroz de la extracción de órganos en China. En el año 2020, el Tribunal Independiente sobre la Sustracción Forzada de Órganos de Presos de Conciencia concluyó que había una “brecha incomprensible” entre el número de operaciones de trasplante en China y el número de donantes registrados que cumplían los requisitos.

El congresista republicano Scott Perry dijo, basado en este dato, que los practicantes de Falun Dafa “son una de las principales fuentes de órganos para la sustracción forzada en China”. De hecho, abundan los casos documentados al respecto.

Esto nos deja una entrevista con relatos de primera mano sobre cómo la persecución religiosa se convierte en otro instrumentos del autoritarismo chino para aniquilar a quien piensa diferente.

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