
Fuente: Panam Post
Por Gabriela Moreno
Las madres cubanas desconocen las celebraciones por su rol. Recibir un perfume, una crema, champú o cartera de un hijo, pareja o las amistades en honor a su labor es ajeno para ellas. La pobreza propiciada régimen castrista les impide disfrutar de la materialización del afecto por su obra en la isla, donde sólo abundan bolsillos vacíos. Ni siquiera comer un pan digno pueden.
Entre 1.000 hasta 4.000 pesos necesita cualquiera en el país para agasajar con algún producto de cuidado personal al ser que los trajo a la vida. Sin embargo, “son precios que yo no puedo pagar con mi salario de 3.700 pesos mensuales”, declara Dayami Giraldo al portal Cubanet. También, la entrevistada explica que sus ingresos le impiden ostentar algo más que un desodorante ante la necesidad de alimentar a su familia. “Lo que debería ser un día feliz se convierte en un día amargo y frustrante”, admite. Esto es un indicativo inapelable la realidad de la isla: ni trabajar es garantía de solvencia.
En la nación caribeña, los artículos de maquillaje, zapatos y zarcillos se exhiben como un tesoro, en vitrinas llenas de polvo, donde permanecen inertes, por cotizarse como mínimo en 15 dólares estadounidenses (5550 pesos cubanos al cambio actual de 1 dólar por 370 pesos cubanos en el mercado informal), una cifra inalcanzable para la mayoría.
Con el pan podrido en la mesa
Comer o celebrar en Cuba es no sólo inimaginable para la ciudadanía en fechas especiales, sino también en la vida diaria en la que servir un pan también recuerda la miseria que ha propiciado el castrismo.
Hoy, el único molino en funcionamiento es el de Cienfuegos. Los demás, el de Turcios Lima y José Antonio Echeverría en La Habana, así como el de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Cereales Frank País García en Santiago de Cuba, están inoperativos por fallas irreparables en su infraestructura. Sin la maquinaria en condiciones y la producción de harina escasa, “el pan de la libreta”, que pasó de 80 a 60 gramos, está aún más restringido.
Sólo niños, ancianos, embarazadas y enfermos hospitalizados tienen prioridad ahora para recibir el producto que además se elabora con trigo envejecido, tal como reconoció en un comunicado público la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria cubana. La compañía admitió que recibe y procesa materia prima que incumple con las condiciones necesarias para una producción de calidad.
Ahora el pan en Cuba es de corteza áspera, rugosa, con poco crecimiento e incluso presenta alteraciones en el olor y deterioro del sabor. La administración de Miguel Díaz-Canel no lo puede negar. Estudios de laboratorio y pruebas de ensayo efectuadas comprueban la recepción de suministros que derivan en un pan con “peste a cucaracha”.
Sopa o té a cambio de pan
Los reportes del impacto de la escasez de pan en Camagüey, Guantánamo, Artemisa y Matanzas son deprimentes. En estas provincias, CiberCuba revela que las largas horas de espera a las afueras de las panaderías estatales son inútiles tras la salida de un pan imposible de consumir.
Nadie cree en los turnos rotativos establecidos a los municipios para recibir una porción de pan considerando que una entrega reciente de 20 toneladas cubrió sólo la demanda de la capital provincial por un día y dejó a otros municipios a la espera de la siguiente llegada.
En remplazo y en un intento de contener la situación, el régimen ofrece sustituir la cuota de pan por un sobre de sopa o té. Así pretenden calman los estómagos que crujen por hambre desde el año pasado ante la falta de las 20 mil toneladas de harina mensuales para sostener la elaboración del pan normado.
Detrás de la propuesta se esconde una realidad: la dependencia de la importación del trigo que mantiene Cuba llevó a la isla a sólo obtener en 2023, el 67 % de las 70 000 toneladas que requiere la nación caribeña para que exista estabilidad en las producciones derivadas de esa materia prima, tras la tonelada aumentar de 280 dólares a 410 dólares y llevar los costos anuales a más de 2000 millones de dólares. ¿Bajo ese margen de compra? Nadie lo sabe. No hay nuevas cifras divulgadas sólo incertidumbre.
Buscar el pan en establecimientos privados en Cuba resulta cuesta arriba debido a su preciso inasequible, que ronda los 150 pesos (0,48 dólares según el tipo de cambio informal), cuando una pensión, en promedio, roza los 20 dólares.
Envía tu comentario
Últimas
