
Traducido de The Gateway Pundit por TierraPura
Por Robert Semonsen
En un fallo que ha sacudido los cimientos corruptos de la Unión Europea, el tribunal superior de la UE ha declarado que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, rompió las reglas de transparencia al ocultar mensajes de texto secretos que intercambió con el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, justo cuando la UE se estaba comprometiendo con el mayor acuerdo de vacunas de su historia.
La sentencia, dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), expone una grave violación de la confianza pública y alimenta el creciente clamor por lo que los críticos han denominado “Pfizergate”, un escándalo que subraya todo lo que está mal con la burocracia irresponsable de la UE, el control de las grandes farmacéuticas sobre la política y el estilo de gobierno corrupto y autoritario de von der Leyen.
#EUGeneralCourt annuls the @EU_Commission decision refusing The New York Times access to text messages exchanged between President @vonderleyen and the CEO of @Pfizer in the context of #COVID vaccine procurement 👉 https://t.co/ATb3CgbPxg
— EU Court of Justice (@EUCourtPress) May 14, 2025
Mientras los globalistas aún se aferran a la trillada narrativa de “salvar vidas”, la realidad ahora al descubierto es que el jefe de la UE cerró acuerdos secretos por valor de miles de millones de euros sin supervisión ni registro, acuerdos que obligaron a los estados miembro a comprar hasta 1.800 millones de dosis de la vacuna experimental Pfizer-BioNTech contra la COVID-19, un producto plagado de preocupaciones sobre efectos secundarios, pruebas apresuradas y supresión de datos.
La Comisión intentó ocultar los mensajes, alegando inicialmente su inexistencia, hasta que una entrevista con el New York Times en 2021 reveló su existencia. En ese artículo, Bourla se deshizo en elogios sobre cómo sus charlas informales con von der Leyen generaron una profunda confianza, justo antes de que se sellara el contrato de vacunas, el mayor que la UE jamás haya firmado.
El tribunal no se creyó el encubrimiento. En su contundente decisión, el TJUE dictaminó que la Comisión «no explicó de forma plausible» por qué no conservó los textos ni los trató como documentos oficiales. En otras palabras, el propio organismo de control de la UE admitió lo que los escépticos sabían desde el principio: el acuerdo se gestó en la sombra, sin documentación, sin rendición de cuentas y sin respetar el derecho del público a la información.
Incluso el habitualmente dócil Defensor del Pueblo Europeo lo calificó de «mala administración». Esa es la jerga burocrática para referirse a la corrupción.
Von der Leyen, antaño la niña mimada de Bruselas, se encuentra ahora en el centro del mayor escándalo de transparencia de la UE en décadas. Críticos de la derecha, e incluso algunos de la izquierda liberal, la critican duramente por eludir responsabilidades mientras predica democracia, transparencia, rendición de cuentas y el Estado de derecho.
La eurodiputada holandesa Raquel García Hermida-van der Walle calificó la sentencia como un “golpe mortal a la transparencia” y señaló lo obvio: “La gente puede saber cómo se toman las decisiones, incluso si se hace a través de un mensaje de texto”.
El eurodiputado independiente irlandés Michael McNamara tampoco se anduvo con rodeos y afirmó que las acciones de Von der Leyen demostraban que no estaba ni remotamente comprometida con la apertura.
‘Pfizergate’ verdict: EU Commission wrong to block access to von der Leyen’s secret texts.https://t.co/UtPbuG8nwu pic.twitter.com/4SRbHMSwlS
— Michael McNamara MEP (@McNamaraMEP) May 14, 2025
Y no lo olvidemos: esta es la misma mujer que se esforzó al máximo para asegurarse otro mandato de cinco años al frente de la UE como si fuera su feudo personal. Mientras tanto, su administración oculta documentos, silencia la disidencia, trata a sus adversarios políticos con marcada parcialidad y un desprecio por los principios de equidad, e impone vacunas experimentales a un público desprevenido.
¿La excusa de Von der Leyen? Los mensajes no contenían información “importante”. ¡Qué rico! No eran felicitaciones de cumpleaños, sino negociaciones directas con el director ejecutivo de la farmacéutica que iba a ganar miles de millones con una vacuna que era, y sigue siendo, muy controvertida. De hecho, el acuerdo permitía a la UE revender o donar vacunas no utilizadas, convirtiendo al bloque en intermediario de las grandes farmacéuticas. Nada de “importante”. Ah, sí…
Incluso ahora, las cláusulas contractuales de Pfizer siguen estando ampliamente censuradas. Los Estados miembros renunciaron a sus derechos, asumieron la responsabilidad y pagaron una fortuna por vacunas que muchos ahora cuestionan, no solo por su eficacia, sino también por su seguridad. ¿Y cuando el público quería respuestas? Silencio. Mensajes borrados. Una evasiva legal.
Este veredicto no se limita a los textos secretos de von der Leyen. Se trata de un sistema fallido, uno en el que burócratas no electos en Bruselas se confabulan con gigantes corporativos a puerta cerrada, imponiendo agendas radicales a millones de personas sin su consentimiento ni consecuencias.
Se trata de una élite globalista que impulsó confinamientos, pasaportes de vacunas digitales y tecnología experimental de ARNm con fervor religioso, mientras silenciaba el disenso y demonizaba a cualquiera que se atreviera a hacer preguntas.
Y ahora, mientras los tribunales se ponen al día con lo que los ciudadanos de sentido común han sabido durante años, la autoridad moral de la UE está en ruinas.
La Comisión, fiel a su estilo, respondió con un tono publicitario insulso. «La transparencia siempre ha sido de suma importancia», afirmó en un comunicado. Sería gracioso si no fuera tan exasperante.
Von der Leyen afirma que “decidirá los próximos pasos”, pero el futuro está a la vista. Los europeos merecen líderes que respondan ante los votantes, no ante tecnócratas no electos y jefes de las grandes farmacéuticas.
Esta sentencia marca un punto de inflexión para el proyecto europeo, que debería obligarnos a afrontar la arrogancia, el secretismo y la corrupción que lo sustentan. Durante demasiado tiempo, eurócratas como von der Leyen han actuado al margen de la ley, inmunes al escrutinio. Ahora, la máscara se está desvaneciendo.
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