Por Oriana Rivas – Panampost.com
Desde que Lia Thomas comenzó a competir como mujer a sus 20 años en torneos nacionales de natación, la disciplina entró en un profundo conflicto. Las atletas femeninas veían cómo su esfuerzo se esfumaba ante un hombre biológico, quien pasó de ocupar la posición 65 en los 500 metros estilo libre de competencias universitarias masculinas, al primer lugar tras su cambio de género.
A partir de ahora será Thomas quien diga adiós a los títulos que recibió compitiendo como mujer en la Universidad de Pensilvania. Es el resultado de una investigación de la Oficina de Derechos Civiles (OCR) del Departamento de Educación, que determinó que la UPenn “violó el Título IX al permitir que un hombre compitiera en programas deportivos femeninos y ocupara instalaciones privadas exclusivas para mujeres”.
El atleta va a ser despojado de dichos trofeos, según una nota de Daily Wire. Adicionalmente, UPenn “restituirá a las atletas femeninas todos los récords, títulos o reconocimientos similares individuales de natación de la División I que fueron apropiados indebidamente por atletas masculinos a los que se les permitió competir en categorías femeninas”. Es el nuevo paso que da la Administración Trump para excluir a la agenda woke de los deportes femeninos y revalorizar los logros de las atletas.
Cartas de disculpa para las atletas
Lejos de discriminaciones ideológicas, las nadadoras desplazadas que protestaron contra la participación de Thomas en las competencias universitarias se basaron en la biología. “Lia tiene una ventaja biológica injusta en el deporte. Ha sido extremadamente difícil para nosotras ser derrotadas por alguien que compite con ventaja por tener una fuerza, una altura y una capacidad pulmonar propia de los hombres”, expusieron en una carta publicada en 2023.
Estaban en lo cierto. En 2018 Thomas compitió como miembro del equipo masculino de la misma universidad donde ocupó el puesto 554 en los 200 metros libres, el 65 en los 500 metros libres y el 32 en los 1650 metros libres. Con el cambio de género, avanzó al quinto, primer y octavo lugar respectivamente en las categorías femeninas.
Esta vez la situación da un giro de 180 grados debido a que a partir de ahora, la universidad “adoptará definiciones basadas en la biología para las palabras ‘masculino’ y ‘femenino’ de conformidad con el Título IX y en consonancia con las órdenes ejecutivas del presidente Trump ‘Defender a las mujeres del extremismo de la ideología de género” y “Mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos’. No solo eso, el listado de acciones incluye “una carta de disculpa personalizada a cada nadadora afectada”.
Hay otras cuestiones que rondan el contexto de un hombre biológico compitiendo contra mujeres. Lia Thomas utilizaba duchas y vestuarios con las atletas, quienes no fueron consultadas por la institución antes de que esta le permitiera a Thomas entrar en dichos espacios. Paula Scanlan, exnadadora de la universidad habló al respecto: “Como exnadadora de la Universidad de Pensilvania que tuvo que competir y compartir vestuario con un atleta masculino, estoy profundamente agradecida con la Administración Trump por no ceder en la protección de las mujeres y niñas y por restaurar nuestros merecidos reconocimientos”.
Así, el deporte femenino consigue ganar espacios que antes habían sido tomados por la agenda woke, la cual poco a poco se ve diluyendo ya que en el mundo del entretenimiento también está quedando descartada tras dejar de ser rentable para las grandes empresas.