El departamento de Estado de EEUU denuncia que Bruselas consolida un régimen de censura: «Es orwelliano»

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Fuente: La Gaceta

La tensión entre Estados Unidos y la Unión Europea escala un nuevo peldaño. El Departamento de Estado estadounidense ha denunciado este martes que Europa está consolidando un sistema de censura masiva disfrazado de regulación digital, al amparo de la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés).

En un comunicado publicado en redes sociales, el Gobierno de Donald Trump ha acusado a Bruselas de imponer un «mensaje orwelliano» que no engañará a los Estados Unidos. «La censura no es libertad», sentencia el texto, que también asegura que «miles de personas están siendo condenadas por criticar a sus propios gobiernos» en países de la UE.

El mensaje fue interpretado como una advertencia directa contra la DSA, el paquete normativo que regula los contenidos en redes sociales y plataformas digitales en la Unión Europea. «Todo lo que protege la DSA es a los líderes europeos de su propio pueblo», afirma con contundencia el Departamento de Estado, alineándose con las advertencias lanzadas por el vicepresidente J.D. Vance y por Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, en los últimos meses.

La legislación impulsada desde Bruselas ha sido celebrada por las élites globalistas como un «modelo de gobernanza digital», pero para Washington supone un mecanismo de control ideológico y represión de voces críticas. Empresas como Meta o X han sufrido sanciones bajo estas normas, en un proceso que ha derivado en la criminalización abierta de contenidos incómodos para la agenda globalista.

La crítica estadounidense va más allá de lo normativo. Según alertan desde la administración Trump, la UE está traicionando sus propios principios fundacionales, y ha entrado en una deriva autoritaria bajo pretexto de «lucha contra la desinformación».

«Europa está renunciando a sus valores más fundamentales», advirtió Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero. Una línea que también ha seguido el secretario de Estado Marco Rubio, quien en mayo anunció una política de restricción de visados para funcionarios extranjeros implicados en censurar contenidos publicados por ciudadanos estadounidenses, con mención expresa a Iberoamérica y Europa.

El mensaje de la Casa Blanca no es un simple posicionamiento simbólico. Forma parte de una estrategia más amplia para frenar el avance de los regímenes de censura tecnológica impulsados por la UE, China, entre otros. Frente a ello, Estados Unidos lanza una señal clara: la libertad de expresión no es negociable. Y pone en el punto de mira a Bruselas, cómplice de una arquitectura ideológica cada vez más represiva.

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