Fuente: La Gaceta
Agosto de 2025. Mientras en Monterrey y Guadalajara las gasolineras acumulan colas y Pemex advierte sobre retrasos en la refinación, barcos cargados de crudo y diésel zarpan hacia el puerto de Matanzas, en Cuba. No se trata de una operación excepcional ni discreta: bajo los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum, México se ha consolidado como uno de los principales proveedores de energía del castrismo, ocupando el lugar que en otra época tuvo Venezuela antes del colapso de PDVSA.
El flujo es incesante. Entre mayo y junio de este año, 39 embarques partieron rumbo a Cuba por un valor superior a 850 millones de dólares, según datos de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). En 2024, Pemex reconoció ante la SEC estadounidense exportaciones de unos 20.100 barriles diarios de crudo y 2.700 de refinados, por más de 600 millones de dólares.
Sheinbaum no lo oculta. Preguntada en sus usuales conferencias de prensa matutinas matutinas por qué envia petróleo mientras México enfrenta desabasto, siempre responde aludiendo a que lo que es poco para México, significa mucho para Cuba. Sin dar mayor explicación. La frase resume la doctrina de Morena: el sacrificio nacional convertido en solidaridad ideológica con una dictadura que sobrevive gracias a subsidios extranjeros.
Del sexenio de AMLO al de Sheinbaum: continuidad de un salvavidas
La historia no empieza con Sheinbaum. En julio de 2021, cuando Cuba vivía las mayores protestas contra Miguel Díaz-Canel en décadas, López Obrador ordenó el envío de 100.000 barriles de diésel y toneladas de alimentos. No era ayuda humanitaria neutral: fue un salvavidas político al régimen justo cuando la calle exigía libertad.
Desde entonces, los cargamentos se institucionalizaron. En 2023, Pemex reportaba exportaciones a Cuba por 400 millones de dólares en apenas seis meses. En 2024, la cifra trepó a 600 millones. Y en noviembre de ese mismo año, Sheinbaum —a pocos días de haber juramentado en el cargo— validó el envío de 400.000 barriles adicionales para contener apagones en la isla.
El trasfondo es geopolítico. Venezuela, que en sus mejores tiempos envió hasta 100.000 barriles diarios a Cuba, redujo sus despachos a menos de un tercio tras la implosión de PDVSA. México llenó el vacío: sin el petróleo mexicano, Cuba habría sufrido apagones prolongados y un colapso energético mucho más agudo. El régimen castrista sobrevivió, en buena medida, gracias a los buques mexicanos.
El pacto trascendió lo energético. En mayo de 2025, Morena firmó un acuerdo de cooperación política con el Partido Comunista de Cuba, institucionalizando una alianza forjada en el Foro de Sao Paulo.
Opacidad y corrupción: el petróleo fantasma
La magnitud del subsidio sería ya grave por sí sola, pero se vuelve más escandalosa al revisar su carácter opaco e ilegal. Ni un sólo acuerdo energético con Cuba ha pasado por el Congreso mexicano. La Auditoría Superior de la Federación y el Instituto Nacional de Transparencia (INAI) han denunciado que múltiples cargamentos salieron de Pemex sin registro público, sin contratos accesibles y sin control legislativo.
En 2024, el INAI obligó a Pemex a revelar los detalles de los envíos: cantidades, valores, responsables. El hallazgo fue contundente: miles de barriles entregados en condiciones discrecionales, sin facturas claras, sin proceso de licitación y con contradicciones entre lo reportado ante la SEC y lo registrado en la contabilidad interna.
La estrategia es conocida en los regímenes populistas: se invoca «solidaridad internacional», pero en la práctica los barcos funcionan como subsidios ocultos que comprometen recursos públicos sin transparencia. Para el ciudadano mexicano, el resultado es doble: combustibles más caros y un Estado que financia, en secreto, la permanencia de una dictadura extranjera.
Médicos cubanos: otro negocio opaco
El petróleo no es la única vía de financiamiento. En 2022, el gobierno de López Obrador contrató a más de 500 médicos cubanos para supuestamente paliar la escasez de especialistas en México.
Investigaciones de Prisoners Defenders y denuncias avaladas por la ONU confirmaron lo que ya se sabía: los médicos reciben apenas un 10% de su salario, mientras el resto va directo a las arcas de La Habana.
Los convenios de la Secretaría de Salud han supuesto más de 2.019 millones de pesos (≈110 millones de dólares) en transferencias directas. En otras palabras, otro mecanismo para inyectar divisas frescas al castrismo bajo la máscara de «cooperación médica«.
Impacto en Cuba: oxígeno político y económico
Cada barco que sale de Veracruz rumbo a Cuba significa días de electricidad estable en La Habana, transporte funcionando y, sobre todo, la certeza de que el régimen podrá evitar un colapso total que ponga en riesgo su supervivencia.
Entre 2023 y mediados de 2025, los envíos mexicanos suman al menos 2.000 millones de dólares en energía, a los que se añaden convenios médicos, programas educativos —como los 387 millones de pesos invertidos en libros de texto para Cuba— y asistencia técnica.
La economía cubana sigue en recesión, con hambre y escasez crónica. Pero el aparato represivo se mantiene en pie gracias a la inyección energética y financiera que proviene de México.
El costo para México: deuda, escasez y contradicción internacional
En casa, el costo es devastador. Pemex es la petrolera más endeudada del planeta, con pasivos de 97.600 millones de dólares al cierre de 2024. Sus refinerías trabajan por debajo del 50% de capacidad, lo que obliga a importar gasolina desde Estados Unidos mientras se regala crudo a Cuba.
Los recursos transferidos equivalen al presupuesto anual de hospitales regionales o a la inversión necesaria para modernizar refinerías obsoletas. El sacrificio se traduce en mayor deuda, combustibles más caros y servicios públicos deteriorados.
Y en el plano internacional, las alarmas se encienden. Según la fiscal estadounidense Pam Bondi, México es ya parte de un «puente aéreo y energético del narcochavismo» que conecta Caracas, Managua y La Habana con Ciudad de México.
El balance es inequívoco. Lo que en 2021 fue presentado por López Obrador como un gesto humanitario se ha convertido en una política de Estado que atraviesa dos sexenios y compromete miles de millones de dólares. México es hoy el petróleo de Cuba: financista de su energía, empleador de sus médicos esclavizados, comprador de su propaganda y sostén diplomático de su dictadura. El Foro de Sao Paulo sonríe. Cuba respira. Y México, convertido en mecenas energético del castrismo, se hunde en la paradoja de financiar la opresión de otro pueblo mientras descuida al suyo.