
Fuente: LGI
Sanae Takaichi ha obtenido 185 votos, frente a los 156 logrados por su contrincante Shinjiro Koizumi, y será la primera mujer en asumir el liderazgo del Partido Liberal Democrático (PLD) y, previsiblemente, el cargo de primera ministra de Japón. Con este resultado, la dirigente conservadora de 64 años se impone en una votación que simboliza un giro hacia las raíces tradicionales del partido tras meses de inestabilidad política.
Apodada por los medios como la “dama de hierro japonesa”, Takaichi ha construido su perfil político sobre la defensa del orgullo nacional, el fortalecimiento del país frente a las amenazas externas y la recuperación de los valores tradicionales japoneses. Admiradora confesa de Margaret Thatcher, ha prometido impulsar un ambicioso plan de estímulo económico basado en rebajas fiscales y aumento del gasto público, con el objetivo de revitalizar la economía y reforzar la autosuficiencia nacional.
Uno de los pilares de su discurso es la defensa de la identidad japonesa frente a las corrientes ideológicas globales. La nueva líder se ha manifestado contraria a la expansión de la ideología de género en las instituciones y aboga por preservar los valores familiares tradicionales. En materia migratoria, Takaichi ha planteado endurecer las políticas contra la inmigración ilegal y establecer controles más estrictos, en un país donde los extranjeros apenas suponen un 3% de la población.
Su victoria ha sido recibida con entusiasmo en el ala más conservadora del PLD, que la considera la figura ideal para recuperar a los votantes que en los últimos comicios se habían desplazado hacia el partido Sanseito, una formación populista de derechas que irrumpió con fuerza en las elecciones parlamentarias celebradas a comienzos de año bajo el lema “Japón primero”.
“Nos espera una tarea colosal. Es el momento de unir a todas las generaciones para reconstruir nuestro partido y fortalecer el país”, declaró Takaichi en su primer discurso tras la victoria, pronunciado desde la sede del PLD en Tokio. “Debemos avanzar con determinación, orgullosos de quiénes somos y del legado que representamos”.
El ascenso de Takaichi se produce tras la renuncia de Shigeru Ishiba, líder del PLD hasta principios de septiembre, que dimitió después de la derrota electoral sufrida por su formación. En ese contexto de descontento interno, la elección de Takaichi representa un intento de reconectar con las bases conservadoras y restaurar la autoridad del partido, que ha gobernado casi ininterrumpidamente durante siete décadas.
Su rival, Shinjiro Koizumi, de 44 años, ministro de Agricultura e hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi, había apostado por un mensaje más reformista y moderado. Sin embargo, su propuesta de renovación no logró imponerse ante el deseo mayoritario del partido de recuperar un liderazgo firme y con una visión más nacionalista.
En el terreno internacional, Takaichi ha reiterado su compromiso con el rearme defensivo de Japón y el fortalecimiento de la alianza con Estados Unidos, al tiempo que aboga por una política más firme frente a China. Su llegada al poder marca un punto de inflexión en la política japonesa, donde el electorado parece haber optado por una figura decidida, patriótica y con un discurso claro en defensa de los intereses nacionales.