Traducido de Slay News por TierraPura
En Noruega han surgido preocupaciones después de que pruebas de seguridad revelaran que los fabricantes chinos pueden acceder y controlar remotamente los vehículos eléctricos fabricados en China.
Una empresa noruega de transporte público llevó a cabo pruebas encubiertas de ciberseguridad en autobuses eléctricos de fabricantes tanto europeos como chinos.
La investigación pretendía determinar si los vehículos fabricados en el extranjero representan una amenaza para la seguridad nacional.
Los resultados fueron alarmantes.
Si bien los autobuses de fabricación europea no presentaron problemas, las pruebas revelaron que un autobús de fabricación china, construido por Yutong, podía ser manipulado de forma remota.
Los vehículos proporcionan al fabricante acceso directo a sus sistemas integrados.
Las pruebas demostraron que Yutong tenía la capacidad de acceder al software, los sistemas de diagnóstico y las baterías del autobús.
Resulta alarmante que la empresa alineada con el Partido Comunista Chino pudiera incluso detener o inutilizar el vehículo por completo.
«El autobús chino se puede detener y apagar»
Arild Tjomsland, un académico que colaboró en la investigación, advirtió que las implicaciones para la seguridad pública y la seguridad nacional eran graves.
«El autobús chino puede ser detenido, apagado o recibir actualizaciones que pueden destruir la tecnología que el autobús necesita para funcionar normalmente», dijo Tjomsland.
Explicó que, si bien los piratas informáticos o los proveedores extranjeros no pueden controlar directamente los autobuses, su capacidad para apagarlos de forma remota supone una grave amenaza para la infraestructura de Noruega.
Tjomsland añadió que este nivel de control remoto podría utilizarse para interrumpir los sistemas de transporte o presionar al gobierno noruego durante una crisis.
Expertos advierten que Pekín podría «armar» vehículos.
El descubrimiento se produce en medio de una creciente alarma mundial por el control chino de los vehículos inteligentes y la infraestructura.
Expertos en seguridad nacional y centros de estudios han advertido repetidamente que los vehículos eléctricos fabricados en China podrían ser «armados» por Pekín, ya sea para espiar a naciones extranjeras o para interrumpir sus sistemas críticos.
En los últimos años, los fabricantes de automóviles chinos han realizado pruebas en carretera en Estados Unidos, recopilando enormes cantidades de datos cartográficos y de localización, información que los expertos creen que podría tener valor estratégico o militar.
Como ya informó Slay News , existe una creciente preocupación de que los vehículos puedan utilizarse para ataques terroristas a gran escala mediante acceso remoto.
En julio, las Naciones Unidas (ONU) publicaron un escalofriante informe sobre la peligrosa nueva frontera del terrorismo.
La organización advierte que los vehículos autónomos podrían ser secuestrados por terroristas y convertidos en «robots asesinos».
El informe de la ONU se titula «Algoritmos y terrorismo: El uso malicioso de la inteligencia artificial con fines terroristas».
Según el informe, los coches, drones y robots con inteligencia artificial podrían pronto ser utilizados como armas por grupos extremistas para llevar a cabo ataques con numerosas víctimas a distancia.
El uso de vehículos autónomos significaría que no se necesitaría personal humano en el lugar.
La ONU advierte que los terroristas podrían lanzar los ataques sin siquiera estar en el mismo país.
Funcionarios noruegos lanzan revisión
Los resultados de las pruebas realizadas en Noruega han sido remitidos al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, donde, según se informa, los funcionarios están evaluando las implicaciones para la ciberseguridad y la seguridad nacional.
El incidente ha intensificado los llamamientos a las naciones occidentales para que reconsideren su dependencia de los vehículos y las tecnologías fabricadas en China, especialmente a medida que aumentan las pruebas de que las empresas vinculadas a Pekín mantienen capacidades de acceso remoto integradas en sus sistemas.
Los analistas advierten que dicho acceso podría permitir a entidades extranjeras perturbar sistemas de transporte esenciales o utilizarlos como moneda de cambio durante conflictos diplomáticos o económicos.









