Fuente: Hispanidad
En Canadá, el primer año completo en que la eutanasia fue legal fue el 2016. Ese año fueron eutanasiadas 1.018 personas. Y en 2023, según las estadísticas gubernamentales difundidas en su informe anual sobre asistencia médica para morir (MAID, por sus siglas en inglés) de Salud Canadá, un total de 15.343 personas fueron eutanasiadas en ese país, lo que supone un aumento del 15,8% con respecto a 2022, el 4,7% de las muertes. Es decir, la eutanasia está completamente normalizada e implantada en el país.
Por lo que no es de extrañar que ahora Canadá haya sido pionera en las casas para eutanasia: «un espacio tranquilo, seguro, inclusivo y cuidadosamente preparado para las personas que quieran morir». Así se anuncia MAiDHouse en su web donde publicita sus casas que ofrecen un entorno «privado y acogedor» para garantizar que se lleve a cabo a eutanasia. Es más, según afirman hasta los coches fúnebres acudiran a estas viviendas sin llamar la atención y sin distintivos, para asegurar total privacidad.
MAiDHouse asegura que llena un vacío en la atención al final de la vida al proporcionar «un espacio de apoyo y cómodo para la eutanasia». Así, toda persona a la que se le haya concedido la eutanasia puede practicarla en estas casas, no teniendo que hacerlo en su propia vivienda.
Lo que ha despertado la curiosidad es que no se han anunciado ni publicitado, lo que para diversos grupos contrarios a la eutanasia es una muestra de la expansión silenciosa de este tipo de instalaciones. Alex Schadenberg, director ejecutivo de la Euthanasia Prevention Coalition, declaró que el funcionamiento de MAiDHouse como organización benéfica resulta incomprensible, afirmando que sus centros «existen únicamente para poner fin a la vida de las personas».
Christian McCay, portavoz del grupo provida Choose Life Victoria, manifestó su preocupación por la falta de información pública. En un comunicado, afirmó sentirse «profundamente inquieto» por el funcionamiento de la casa de eutanasia sin conocimiento de la ciudadanía.
Y es curioso que este tipo de casas cunda por el país cuando la arquidiócesis amenazó al entonces primer ministro Trudeau con cerrar los hospicios si se les obliga a incluir la eutanasia entre sus servicios.
