En el marco del America Business Forum celebrado este miércoles en Miami, Lionel Messi volvió a demostrar que su grandeza va mucho más allá del fútbol. Durante su participación en el evento —que también convocó figuras como Donald Trump y el presidente argentino Javier Milei—, el astro argentino habló con humildad sobre su carrera, su incursión en el mundo empresarial y, sobre todo, sobre su profunda gratitud hacia Dios.
Messi, quien actualmente juega en el Inter de Miami, fue entrevistado por el alcalde de la ciudad, Francis Suárez, quien además le entregó la llave de Miami como reconocimiento a su trayectoria y a su impacto global. Sin embargo, más allá de los homenajes y los negocios, el momento más emotivo de la charla llegó cuando el campeón del mundo habló sobre su fe.
“Dios me regaló un don, me eligió a mí. Siempre fui así, pero después en el camino hice mucho sacrificio para fortalecer esa virtud que tenía”, expresó el capitán argentino, dejando entrever la humildad y espiritualidad que han marcado toda su vida.
A lo largo de su carrera, Messi ha mantenido un perfil bajo respecto a su fe, pero cada vez que se refiere a ella, lo hace con la serenidad de quien reconoce que su talento no es solo fruto del esfuerzo, sino también de algo superior. “Ganar el Mundial no me cambió la vida, porque siempre viví de la misma manera”, afirmó, resaltando que su éxito no alteró su esencia ni sus valores.
Messi también reflexionó sobre el futuro, admitiendo que se acerca el final de su etapa como futbolista de élite y que está explorando el mundo empresarial con la misma dedicación que lo llevó a la cima del deporte. “El fútbol tiene una fecha de caducidad. En algún momento se termina y me gusta empezar a ver qué se puede llegar a hacer. Lo empresarial me gusta, me interesa, quiero aprender”, explicó.
Messi, quien se siente muy a gusto en Miami, extendió el mes pasado su contrato con el Inter Miami de la MLS hasta 2028.
Agradecimiento y humildad
En un tiempo donde la fama y el ego dominan el deporte, Messi recordó que todo lo que ha logrado tiene una raíz espiritual: la conciencia de que su talento fue un regalo divino.
Con su habitual sencillez, el rosarino volvió a mostrarse como un ejemplo de humildad: un hombre que, pese a haberlo ganado todo, no olvida que su fuerza viene “de arriba”.
