El peligro de apaciguar al PCCh: lecciones aprendidas de la historia del lobo de Zhongshan

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Fuente: Minghui.org

Recientemente leí la noticia de que 15 estados miembros de las Naciones Unidas emitieron una “Declaración conjunta sobre la situación de los derechos humanos en China” el 21 de noviembre de 2025, para condenar los abusos cometidos por el Partido Comunista Chino (PCCh) en materia de derechos humanos.

La declaración decía, en parte: “Nosotros, los abajo firmantes, estamos comprometidos a promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluidas las libertades de expresión, reunión pacífica, asociación y religión o creencia, tanto en el país como en el extranjero, y compartimos la profunda preocupación constante por las graves violaciones que ocurren en China.

“Los grupos étnicos y religiosos minoritarios —en particular los uigures y otras minorías musulmanas, cristianos, tibetanos, practicantes de Falun Gong y otros— han sufrido una represión selectiva, que incluye la separación de niños de sus familias en internados, la tortura y la destrucción del patrimonio cultural”.

En 2022 se emitieron dos declaraciones conjuntas similares: una del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDHNU) en junio y otra de la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU en octubre. Ambas se limitaron a las violaciones de derechos humanos en Xinjiang. Me complace saber que la reciente declaración conjunta, emitida tres años después, abarca a cristianos, tibetanos y practicantes de Falun Gong.

Un crimen sin precedentes

Cuando el PCCh comenzó su campaña contra Falun Gong en 1999, había alrededor de 100 millones de practicantes en China, lo que los convertía en el grupo más grande perseguido por el PCCh. En los últimos 26 años, un número incalculable de practicantes han sido discriminados, acosados, arrestados, detenidos y torturados. Muchos fueron llevados a campos de trabajo, encarcelados o se convirtieron en víctimas de la sustracción forzada de órganos. La persecución es severa y sin precedentes

En comparación con otras violaciones de derechos humanos cometidas por el PCCh, la represión a Falun Gong es especialmente aborrecible por ser una persecución a la fe. Debido a su creencia en Verdad-Benevolencia-Tolerancia, los practicantes de Falun Gong se enfrentan al maltrato más extremo de la época moderna: «Arruinen su reputación, llévenlos a la bancarrota financiera, elimínenlos físicamente», fue la orden del exlíder del PCCh, Jiang Zemin, quien inició la persecución en 1999.

Para China, la libertad religiosa es una amenaza existencial. Para nosotros, es un principio fundamental. No se puede llevar a cabo una democracia libre y abierta sin libertad religiosa. Debemos oponernos a lo que hace China, y debemos hacerlo con mucha claridad», declaró Samuel Brownback, exembajador en misión especial para la Libertad Religiosa Internacional, durante el Foro Anual sobre China la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo, celebrado en Washington, D. C. los días 27 y 28 de octubre de 2025.

El propósito de este foro es ayudar a los estadounidenses a comprender al PCCh y los temas clave en las relaciones entre Estados Unidos y China. «La [libertad religiosa] debería dejar de ser solo una cuestión de derechos humanos para convertirse en una cuestión de seguridad nacional. Para nosotros, la libertad religiosa es la herramienta más potente y poderosa que tenemos. Representa nuestros valores fundamentales. Representa una completa amenaza para la China comunista», declaró el exembajador Brownback.

Falun Gong sufre la persecución más severa por parte del PCCh, señaló Brownback. «El grupo nacional más organizado dentro de China que podría enfrentarse al régimen son las personas de fe, y han sido perseguidas durante décadas. Han sido masacradas y asesinadas durante décadas. El Partido Comunista Chino ha asesinado a más personas de su propio pueblo que cualquier otro régimen en la historia de la humanidad, y ningún otro se le acerca. Ya lo han hecho, y ahora tienen tres genocidios en marcha», afirmó.

Él cree que el gobierno estadounidense debería hacer más en este asunto. «Creo que deberíamos defender a Falun Gong y a su fundador, el Sr. Li Hongzhi, quien reside actualmente en Estados Unidos. Creo que la Casa Blanca debería reunirse con él y declarar que deberían tener libertad religiosa», dijo Brownback.

Una era sin comunismo

En su discurso, el exembajador Brownback también afirmó que el PCCh engaña al pueblo chino al llamar «extranjeros» a los grupos religiosos. «El verdadero oportunista en China es el comunismo; eso fue lo que se desarrolló en la era industrial europea y se trasladó a China. Es lo que no encaja. Si quieres conocer una China auténtica, haz lo que quiere Falun Gong; ellos solo quieren devolverla a la civilización cultural que China fue durante miles de años. Si quieres deshacerte de los oportunistas, haz eso», dijo.

Esto me recuerda a una fábula china: El lobo de Zhongshan. Hay varias versiones de la historia, pero el tema es el mismo. Tras ser herido por un cazador, un lobo huyó y se encontró con un erudito llamado Sr. Dongguo. Compadeciéndose de la criatura, Dongguo lo escondió en una de sus bolsas de libros y luego mintió a los cazadores que buscaban al lobo.

Sin embargo, después de que los cazadores se marcharan y Dongguo liberara al lobo, este, hambriento, se volvió contra él y se disponía a comérselo. Cuando Dongguo protestó, el lobo dijo: «Ya que me salvaste una vez, ¿por qué no lo haces otra vez?».

Mientras seguían discutiendo, se encontraron con un viejo granjero. Este dudaba que el lobo pudiera caber en la bolsa. Para demostrar su punto de vista, Dongguo y el lobo repitieron lo que hicieron antes. Una vez que el lobo estuvo dentro de la bolsa, el granjero lo ató y convenció a Dongguo de colaborar para matarlo.

Esta historia es similar a la fábula de Esopo sobre el granjero y la serpiente. Después de salvar a una serpiente congelada calentándola con su cuerpo, el pobre granjero sufrió una mordedura mientras la criatura comenzaba a revivir. Antes de morir, el granjero dijo: «Aprende de mi destino y no te apiades de un sinvergüenza».

Esopo y Confucio vivieron hace unos 2500 años. En todas las culturas existe una sabiduría compartida: una persona bondadosa y desorientada puede ser manipulada para que sea cómplice del mal.

Como señaló el exembajador Brownback, el comunismo no es inherente a la cultura china. China, más bien, lo adoptó y ha tenido que aprender a duras penas lo dañino que es. Al fin y al cabo, la humanidad se basa en la bondad y el respeto, no en la ideología comunista de lucha de clases, odio y mentiras. China estaría mejor sin comunismo, y lo mismo ocurre con nuestra sociedad libre. Es hora de atrapar a este canalla antes de que sea demasiado tarde.

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